Mi trabajo durante los últimos años ha sido una búsqueda para descubrir la naturaleza, el paisaje, sus formas visibles, como su biología para reconfigurar nuestras relaciones con la tierra y sus habitantes.
Revelar tanto su energía como su belleza, como así también contar su cambio cíclico; observar procesos y campos de energía y relacionar las minucias del mundo natural con las dimensiones abstractas.
Contemplar…como el poeta, con asombro y emoción, y con la sensibilidad del que puede percibir el mundo tal como es.
En este mismo sentido la poesía japonesa “Haiku” ofrece la similitud con esta sensibilidad, su métrica y aparente sencillez –expresión intermedia entre la música y la palabra- es el modo más idóneo de acercarse a “lo inefable”.
El Haiku es un instrumento que captara tanto más la realidad cuanto más contenga de “lo sagrado” que late en la misma realidad, aunque no sea comprendido por la mente humana.
En el Haiku, “lo sagrado”, es algo que está en su interior oculto, como algo presupuesto, sabido pero que necesita de ciertas palabras para habitarlas.
“Lo sagrado” en un Haiku es lo que le da fuerza, su autenticidad y su belleza pero solo excepcionalmente se lo nombra. “Lo sagrado” japonés no es otra cosa que el mundo o mejor decir: la energía que lo origina, cristalizando en forma el mundo sin dejar de animarlo internamente ni un instante.
El Haiku es una sensación percibida poéticamente, puede ser un instante de especial dramatismo, puede ser un acontecimiento insignificante o pura percepción de la armónica tranquilidad del mundo.
Mis acuarelas intentan reflejar con su luz esta sensibilidad, esta energía que subyace en todas las cosas.
Nora Alvarez, septiembre 2022.